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El ligue ni siquiera tuvo que esforzarse mucho: esta perra sólo estaba esperando a que la follaran. Con semejantes tetas, los propios machos se agrupan en torno a ella. Ni siquiera parecía sorprendida de que le estuvieran tirando los tejos. Qué perra, ¡yo también me corro sobre ella!
En realidad no es rubia y gorda, sólo su cuerpo se hunde. Sobre todo las tetas le cuelgan feo, hasta un negro apenas se la puede levantar. ¡Y hace caras cuando un negro la derriba como si no le gustara!